Los Picos de Europa han sido moldeados durante 300 millones de años a través de diversos procesos geológicos, como plegamientos y glaciaciones. Esta región te ofrece altas montañas, agujas impresionantes y gargantas profundas surcadas por aguas cristalinas, así como valles frondosos cubiertos de bosques y praderas.
Los primeros habitantes de la zona aparecieron durante el Paleolítico Superior, hace entre 35,000 y 10,000 años, y se dedicaban principalmente a la caza. Su preferencia por los abrigos rocosos ha dado lugar a una gran cantidad de cuevas paleolíticas con arte rupestre.
En el Neolítico, los primeros pobladores se asentaron en los valles y se desplazaban temporalmente a los pastizales de montaña con sus animales herbívoros. Durante la Edad Media, las iglesias y monasterios tomaron protagonismo, se fundaron pequeños pueblos y se construyeron caminos alrededor de los Picos de Europa que favorecieron la presencia de nuevos visitantes.
Los astures y cántabros, antiguos pobladores de los Picos de Europa, veneraban al dios de Piedra Mons Vindius, que no era otro que el Monte Blanco, haciendo alusión a las peñas calizas de los macizos Central y Occidental. Durante la época de la Reconquista, Don Pelayo venció al ejército musulmán en la famosa batalla de Covadonga en los bosques y macizos rocosos entre Asturias y León.
En 1918, con motivo del 12º centenario de la batalla de Covadonga, se declaró Parque Nacional de la Montaña de Covadonga del macizo de Peña Santa. Finalmente, el 30 de mayo de 1995, las Cortes Generales aprobaron la declaración del Parque Nacional de los Picos de Europa, con el objetivo de conservar sus valores naturales y promover el desarrollo sostenible para sus pobladores.
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